Deportes | 17 Abr Se habían jugado 11 fechas de las eliminatorias, y Uruguay estaba cómodo en la tabla de posiciones. A esa altura podría decirse que la clasificación al Mundial 2018 estaba prácticamente abrochada.
El triunfo por 2 a 1 ante Ecuador hacía que Uruguay sacara pecho, y el hincha se imaginara diferentes situaciones. Todas cómodas, por supuesto. Y comenzó a mirarse de reojo la desesperación argentina. Los albicelestes estaban complicados, al punto que mientras la Celeste le ganaba a los ecuatorianos, Argentina perdía 3 a 0 ante Brasil y sufría en la tabla.
A esa altura la realidad de uno y otro era diferente. Y no faltó el que, medio en serio y medio en broma, opinaba que Uruguay bien podría cederle los puntos a Argentina para darle una mano cuando se enfrentaran en agosto en el Estadio Centenario. Muchos pensaban que sería devolver la gentileza de eliminatorias anteriores, aunque otros apostaban a que se le daría el toque de gracia.
Pero lo cierto es que la realidad cambió rotundamente. La euforia nunca permitió pensar que el equipo de Oscar Tabárez perdería, tras aquel triunfo ante Ecuador, los tres próximos partidos y terminara apretado en la tabla, más allá de que todavía está en zona de clasificación.
Las derrotas ante Chile, Brasil y Perú cambiaron todo el panorama. Y, mientras tanto, Argentina se recuperaba ante Colombia y Chile, aunque perdería con Bolivia.
La situación de los albicelestes llevó a que Edgardo Bauza fuera cesado en los últimos días, y que se apunte a la contratación de Jorge Sampaoli. Pero también se intenta realizar un trabajo fino ante la FIFA para intentar disminuir la dura sanción a Leonel Messi, que por insultar al primer asistente frente a los trasandinos fue penado con cuatro partidos, cumpliendo el primero ante los bolivianos.
Brasil está despegado con 33 puntos. Y después ya no hay mucho aire: Colombia tiene 24, Uruguay y Chile 23, Argentina 22 y Ecuador 20. El partido ante Argentina será vital. Fundamental para la chance de Uruguay, obligado a ganar ante un rival que llegará dolido, con urgente necesidad de demostrar, aunque sin Messi dado que es de esperar que se reduzca la pena, pero no solo a un compromiso.
Para la Celeste será una final. Tendrá que ganar o ganar para quebrar la mala racha y dar una bocanada de aire fresco en la tabla. Ahora, con la calculadora en la mano, nadie piensa en darle una mano a los argentinos. Cambia, todo cambia.