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Paysandú, Sábado 29 de Abril de 2017

“Después de que se fertiliza el campo natural, nadie deja de hacerlo”, señaló productor en la jornada de campo

Rurales | 26 Abr El predio del productor Roberto Baladao, ubicado a dos kilómetros de pueblo Porvenir, luce espléndido en sus 30 hectáreas, que le permite contar con 100 vacunos en el tambo debido a un impecable sistema de campo natural con fertilización. “Yo creo que después de que se fertiliza el campo natural, nadie deja de hacerlo”, sostuvo convencido, pero con el aval a su lado de los técnicos del Instituto Plan Agropecuario.
Es que también los ingenieros agrónomos Marcelo Pereira y Rómulo Cesar, responsables de la jornada organizada por la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe) y en el marco del Proyecto de Fortalecimiento Institucional MGAP-Aplpe, coincidieron en el destacado trabajo que el productor lleva a cabo. Denominada “Manejo sostenible de tambo. Las pasturas naturales como dieta base”, la actividad contó con más de medio centenar de participantes, entre productores, técnicos y estudiantes de la tecnicatura agraria.
Desde hace tres años el predio de Baladao es todo campo natural, con fertilización y una respuesta “muy importante”, según el productor que fertiliza con 50 kilos de potasio, 100 kilos de urea y 100 kilos de 7-40/40-0, que es un fertilizante binario. Fertiliza solamente en otoño y el año pasado también lo hizo en primavera, “con una respuesta que es impresionante”, subrayó, y que se observa a simple vista.
Después que se entra al sistema de fertilización de campo natural, “nadie deja de hacerlo porque es muy sencillo y rústico, además de hacerse un interesante pastoreo, porque se puede sacrificar la pastura natural que no le afecta para nada. La lluvia no le afecta y tal vez lo puede hacer una seca”, reiteró, aclarando que de todas formas la seca complica a cualquier sector.
TAMBERO DE CUATRO DÉCADAS
Hace más de 42 años que Roberto Baladao es productor lechero. Es un predio 30 hectáreas y pisando los 100 animales, “pero siendo muy productivo”, enfatizó. “Saco bastante buena leche, aunque hay meses como febrero y marzo que son difíciles y recién ahora está prendiendo la luz verde. En esos meses, mucha vaca preñada que hay que ir largando, porque la carga de animales es grande y eso hay que ir bancándolo”, dijo.
La ración le sale muy barata porque la prepara él mismo. “No alcanza a U$S 150 la tonelada. Esa hora de ordeñe a la mañana y en la tarde las lecheras comen a discreción. Porque como es barata, les doy bastante. Me gusta dar bastante ración, aunque reconozco que a veces los números son ajustados y hay que medir un poco”, aclaró. De todas maneras, precisó que los animales nuevos, además de las vaquillonas y las vacas a parir, entran al tambo a comer “unos 15 a 20 días antes de dar cría”.
La ración es de descarte de cebada, maíz y le agrega urea, carbonato de calcio y sales minerales. “Cuando los números están más lindos, me gusta darle unos 100 kilos de descarte y 50 de maíz. Ahora como los números están más ajustado, y el maíz está más caro, achiqué el maíz, y les estoy dando un 10%”, sostuvo.
Recordó que hace un tiempo atrás si se hablaba de campo natural en un tambo, se decía que eso no podía ser. El predio “desde mis abuelos fue siempre campo natural, más de 100 años de campo natural que mi padre lo celaba mucho”, añadió.
La forma en que desarrolla la tarea le ha permitido llegar a las cuatro décadas: “Creo que llegué a más de 40 años de tambero porque simplifico la tarea totalmente. A las lecheras las llevo a pastorear a las 6.30 a la chacra y las traigo a las 16 horas al tambo y quedan en los potreros al lado de la casa hasta el otro día”.
El pastoreo se hace en parcelas grandes, “y que duran un mes de una pasada a la otra, mientras se va observando el estado de las pasturas, porque digo un mes pero si a los 20 días está para cambiar, se cambia”. Semanas atrás “saqué 180 fardos con animales adentro, porque sobraba el pasto y había que aprovecharlo”, explicó.
LLAMA LA ATENCIÓN
Para el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira, técnico del Plan Agropecuario y presidente de la Mesa de Campo Natural, “llama la atención cómo en un tambo su principal base forrajera son las especies nativas. Lo que llama profundamente la atención es que pasturas que vienen de haber sido praderas degeneran en estipales, es decir una flechilla morada alta de invierno y buena productividad nativa, especie frecuente y abundante en el basalto y bastante escasa en el sur del país”.
El profesional sanducero indicó que “se diseña un sistema en base a la utilización de fertilizante y suplementación, pasando a ser estas especies nativas, fundamentalmente la flechilla y el pasto miel, la base forrajera fundamental de este tambo”. Acotó que la persistencia de estas especies “es altísima y con un buen manejo del sistema de pastoreo y fertilizantes, da una abundante cantidad y calidad de forraje”.
“MUY INTERESANTE”
El manejo de Baladao “es muy interesante”, explicó Pereira. “Hay una fertilización en otoño y ya desde el año pasado también en primavera, en donde agrega fertilizante fosfatado, urea y potasio”, dijo.
Manifestó que en otoño para favorecer el crecimiento de las especies de invierno –flechilla y raigras–, el manejo “es bien claro de eliminar desde principios de marzo todos los restos secos que impidan el crecimiento de las especies invernales. Y una fertilización primaveral que promueve el crecimiento de las especies de verano, que es el pasto miel, empezando a aparecer pasto horqueta (excelente en productividad y calidad) y un poco de presencia de gramilla, que no es la común y corriente, sino que es de hoja larga y bastante buena calidad. Esto le da estabilidad en el tiempo”, especificó.
Para ser más gráfico, Pereira destacó que “esto es lo que le brinda estabilidad en el tiempo. Hay especies perennes invernales y especies perennes estivales. Las dos de calidad finas y tiernas, especies muy engordadoras con muy buena productividad, y a su vez con buena calidad”.
CUMPLE CON LOS OBJETIVOS
Aunque los registros comenzaron a llevarse hace poco tiempo por parte del ingeniero agrónomo Mateo Ceriani, que trabaja en un programa de competitividad de Conaprole, en términos generales “el sistema cumple con los objetivos propuestos”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Rómulo Cesar.
El técnico en Paysandú del Plan Agropecuario expresó que “se debe manejar la sustentabilidad ambiental que está dada por la dieta pastoril que en su totalidad es en base a campo natural, y la otra sustentabilidad es la económica”.
A partir de productividades “bien interesantes, que están en el entorno de los 10.000 litros de leche por hectárea, con los costos que se incurren, dan números gruesos para el ejercicio pasado en el entorno de los U$S 300 por hectárea”, agregó el profesional.
Entiende que la carga animal “es alta, hablamos de 1,3 vaca masa por hectárea por superficie de pastoreo lechero, buenos niveles de producción individual, y costos controlados en la medida que la parte pastoril es en base a pasturas naturales y el uso de concentrados”.
También tiene mucho que ver en los números finales “la habilidad comercial del productor, la estrategia que sigue y la elección de los concentrados que utiliza y el costo que finalmente redunda en el uso de esos concentrados”, explicó Cesar.


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