Paysandú, Jueves 04 de Mayo de 2017
Opinion | 30 Abr Una larga lengua de pasto verde recién cortado, unas manchas de cemento viejo, muy viejo, huellas profundas de enormes cubiertas de maquinaria pesada, y lo que parece ser un pequeño túmulo levantado con trozos de ladrillos por niños que en su ingenuo juego construyeron un recuerdo de las miles y miles de voces infantiles y adultas, de las innumerables vivencias que se experimentaron en el lugar. Eso es todo lo que queda del viejo edificio de la Escuela “José Parietti” de Constancia.
Varios vecinos observaron apenados cómo en un día se dinamitó la construcción, enormes palas cargadoras y camiones dejaron el lugar “limpio”. Otros se alegraron porque era muy peligroso para la vecindad (sic) alegando que se había convertido en refugio para caminantes e individuos “sospechosos”.
Esta situación comienza con una muy buena noticia pues, como lo informáramos oportunamente, se construyó un nuevo y excelente edificio para escuela y liceo pero es de preguntarse cuál es la razón para que la clásica construcción haya sido abandonada para que se transformara en una tapera que, aún en ese estado, podría haber sido restaurada para mantener una imagen tradicional de la zona. Desde un centro cultural hasta un comercio con servicio turístico podría haber sido emplazado allí.
Parecería que Paysandú está tomando la costumbre de “use y tire” especialmente con los bienes patrimoniales.
Veamos: en uno de los comentarios de nuestra sección “Cortocircuitos ciudadanos” se indica “lo que vemos en el parque del antiguo saladero de Guaviyú. Sólo queda la estructura del parador que se instaló hace unos cuantos años cuando se le arregló. No queda ni rastro de una especie de quincho para hacer asados que había. Y hay que ver la suciedad de los animales que hay por todos lados. Con razón la ministra de Turismo nunca habla de ese lugar histórico como atractivo turístico”.
Oportunamente celebramos la decisión de cerrar el zoológico del Parque Municipal, liberar los animales y establecer allí un Jardín Botánico. El 31 de mayo del año pasado publicábamos, textualmente, “Jardín Botánico - Antes de fin de año sería inaugurado --al menos en una primera etapa-- el Jardín Botánico de Paysandú, donde estuvo enclavado el Zoológico Municipal y que ahora está siendo totalmente renovado. Así lo confirmó el director general de Servicios, Marco García, quien en junio concurrirá al Jardín Botánico de Montevideo en busca de asesoramiento”. Incluso hicimos nuestro aporte a la iniciativa sugiriendo la creación de un “paseo para lectores” así como un espacio para el boticario Charles Legar quien durante la “Guerra Grande” cultivara plantas medicinales en la Plaza Independencia (hoy Plaza Constitución) para proveer de medicamentos a la población impedida de recibirlos por el bloqueo que se padecía por la situación bélica.
Al día de hoy lo único que hemos visto en el Parque Municipal es una abundante extracción de leña y los numerosos tocones que parecen decir “aquí había un árbol”.
Se ha anunciado la construcción de una sala multiuso en el ex Astor y si bien no se observan indicios de que se esté trabajando, sí vemos como el muy valioso edificio del ex Cine Ambassador se va deteriorando cada vez más y hoy sólo sirve como espacio para vendedores callejeros en un excelente punto céntrico.
Por otro lado, el Teatro Florencio Sánchez, una auténtica joya patrimonial, padece de la falta de atención al extremo que la situación del cielorraso obligó a cancelar la presentación de espectáculos en él aunque, curiosamente, durante la Semana de la Cerveza toda la sala permaneció abierta para visitas de turistas. Según tenemos entendido hace varios meses que se definió la reparación que se iba a realizar incluso con la conformidad de la Comisión Nacional de Patrimonio y existen fondos para ese trabajo.
Otra muestra del abandono en que se ha sumido a la mayoría de los parques sanduceros es el “Civelli” que --¿recuerdan?-- fue talado en buena parte de su superficie y sólo se detuvo ante las denuncias públicas de tamaño atropello. Hoy presenta el mismo aspecto salvo que el pasto ha crecido un poco y de algunos de los tocones han brotado tímidas ramas.
Para no extendernos más de la cuenta, vayamos a una preocupante realidad… Dice otra persona en la sección que aludíamos anteriormente: “El domingo anterior tuve oportunidad de ir, luego de más de veinte años, a los antiguos Corrales de Abasto. Desde la entrada en Ruta 3 se tiene que ir por una senda dado lo crecido que está el yuyal y las cañas al costado del camino. No queda nada en buenas condiciones, es un abandono total.
La casona se está cayendo con ventanas cubiertas por malla sombra y los corrales para los animales están prácticamente caídos. Una verdadera vergüenza. Justo ahora cuando se habla tanto de turismo y allí hay un lugar público para acampar a la vera del arroyo San Francisco”.
Para completar este desalentador panorama, hace algunos días la Junta Departamental de Paysandú aprobó por mayoría el fraccionamiento del predio de los Corrales de Abasto. Al no existir información oficial sobre el motivo de esta determinación todo hace suponer que se puede estar pensado en una privatización, enajenamiento, comodato, cesión o donación y, entonces, debemos recordar que dicho parque, como todos los otros, son propiedad de todos los sanduceros y en consecuencia la comunidad debe conocer qué se proyecta hacer.
En definitiva, una actitud errónea con buena parte del patrimonio sanducero y debemos ser muy claros al afirmar que nuestro Paysandú no es para “usar y tirar”.
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