Paysandú, Viernes 05 de Mayo de 2017
Rurales | 28 Abr El asesor genético Horacio Larrea realizó una exposición en el marco de la Expo Lechera, en la Rural de Palermo, Argentina, en la que dijo ser necesario “aumentar la presión de selección y el nivel de descarte voluntario en los tambos”. Según el técnico, hay que lograr un animal mejor para reemplazar al anterior y ganar en litros de leche diarios.
Larrea se refirió a tecnologías como el sexado de semen o la información genómica, que son de alto impacto hoy para lograr tambos más eficientes. “Una de las vías es su uso para acelerar el proceso de descarte de las vacas menos productivas por vaquillonas que al primer parto den una mayor cantidad de leche por ordeño”.
Sostuvo que “el semen sexado permite tener diez por ciento más de hembras nacidas a lo largo del año. Si se logra una buena recría, ese excedente se transforma en vaquillonas de más alta productividad que son como un soldado fresco que viene a reemplazar al caído”.
El especialista agregó que con la genómica se puede anticipar que una madre primeriza bien alimentada “va a pasar los 40 kilos de leche, que es un nivel de producción extraordinario. Por eso necesitamos aumentar la presión de selección y el nivel de descarte voluntario”. Este tipo de reemplazo se diferencia del “involuntario”, que se da en el caso de las vacas con problemas de mastitis, rengueras u otros.
“Los litros de más que se logran con el reemplazo es 100 por ciento ganancia. En la comparación, son dos vacas que comen lo mismo y del mismo mixer, tienen el mismo ordeñador y gastan luz por igual, pero una da 38 litros y la otra 33. Esos cinco litros son un ingreso marginal que va directamente al bolsillo”, dijo Larrea.
Con los mismos números continuó: “Si en un tambo de 1.000 vacas se puede reemplazar el diez por ciento peor de las vacas –las que promedian cinco litros menos– significa una ganancia de 500 litros por día a costo cero. Por eso es tan grande el impacto a nivel de rentabilidad. Y por eso podemos ver tambos con niveles de conversión de dos litros de leche por kilo de materia seca, algo notablemente eficiente”.
Sin embargo, alertó que a estos resultados se llega siempre y cuando se mejoren los promedios de la recría, por la “gran ineficiencia” que existe en las guacheras en los tambos argentinos. “No hablemos de estas catástrofes climáticas, pero sí o sí hay que evitar que se mueran terneras en las épocas normales: ninguna ternera tiene por qué morirse una semana después de que nació. Para ello hay que tener buenos protocolos de crianza, vacunar, dar leche pasteurizada y de buena calidad, y un buen trato para el personal”, precisó el profesional.
PERSONAL EN LOS TAMBOS
En el marco de esta exposición, el ingeniero agrónomo Santiago Moro de los grupos CREA realizó una propuesta centrada en las necesidades del personal de los tambos. Un plan pensado con profesionales de disciplinas sociales, y desarrollado desde una web. “Proponemos salirnos un poco del foco de la vaca y empezar a pensar en las personas”, señaló. El integrante del equipo de lechería del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) explicó que “se trata del proyecto interinstitucional e interdisciplinario que diseñó CREA pensando en uno de los problemas principales de los tambos: el factor humano”. Para el proyecto, el consorcio realizó una encuesta –con la colaboración de universidades y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)– entre más de 1.000 empleados de tambos de todas las cuencas lecheras de Argentina.
Actualmente en los establecimientos lecheros, 45 por ciento de los empleados son jóvenes y 75 por ciento viven en el tambo con su familia. “Son chicos que trabajan por objetivos y que les gusta estar integrados en un proyecto: trabajan más de una forma horizontal que vertical”, dijo Moro. “Si es que viven con la familia, hay que ofrecerles buenas condiciones de vivienda, con instalaciones adecuadas y cubrir la necesidad de la conectividad. También contemplar que si bien este es un trabajo demandante, cuando llegan a la casa quieren estar cómodos y relajados; y no seguir pensando en el tambo”.
“Una persona disconforme tiene consecuencia en la productividad de la empresa”, advirtió en la charla que dio en Expo Lechera 2017. Moro presentó el trabajo que comandó el ingeniero agrónomo Alejandro Palladino, coordinador de la Comisión de Lechería de Crea.
Consultados los peones de los tambos si recomendarían su trabajo a otros jóvenes, respondieron por la afirmativa en 75 por ciento de los casos. Pero cuando se les preguntó si se lo recomendarían a sus hijos, sólo dijo que sí el 35 por ciento. “Son las cuestiones que hay que considerar”, dijo Moro.
EN CHILE
Según un artículo publicado en Economía y Negocios de El Mercurio, la caída registrada en el precio de la leche durante los dos últimos años en Chile ha generado consecuencias en el sector. De acuerdo a información recabada por la Federación Nacional de Productores de Leche (Fedeleche), se estima que en el país existían en torno a las 480.000 vacas lecheras en 2006. Sin embargo, hoy existirían alrededor de 380.000 ejemplares que se dedican a la producción de leche.
En el gremio consideraron que al menos un 30% de las lecherías ha cerrado y ha salido de este negocio. En Sago, Brethauer destacó que la industria lechera puede ser productiva. Para ello, señaló la necesidad de incorporar a los productores a toda la cadena de comercialización, de manera que participen de las ganancias que se generan.
DEBILITADA
Productores y gremios del sector lechero en Chile acusaron que la situación del rubro en el último tiempo está fuertemente debilitada. Según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), dependiente del Ministerio de Agricultura, en el período 2006-2016 la recepción de leche en planta creció desde los 2.082 hasta los 2.324 millones de litros, lo que equivale a un aumento de 11,6%. Sin embargo, al considerar su tasa de crecimiento promedio anual, ésta fue de solo 1,2%.
A esa situación se suma que en los últimos cinco años se registró una caída desde los 2.435 millones de litros de leche producida hasta los 2.324, lo que reflejó una disminución de 4,6% y una baja de 1,1% al analizarlo de forma anual.
El presidente de la Fedeleche, Rodrigo Lavín, sostuvo que lo sucedido en los últimos cinco años “no significa que los productores no puedan seguir creciendo, sino que no ha habido un escenario propicio para expresar un mayor vigor productivo”. Agregó que esto se produce porque “la industria no ha dado señales claras, correctas y de largo plazo respecto de hacia dónde va este sector”.
Los precios también se han mostrado esquivos para los productores. Según cifras del organismo público, en los últimos dos años ha habido una importante disminución del valor. Por ejemplo, en 2014 el precio promedio real de la leche que se pagó a los productores fue de $ 248,4, el más alto desde 2008. Sin embargo, el año pasado cayó hasta los $ 204,2, reflejando un descenso de 18%.
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