Paysandú, Sábado 06 de Mayo de 2017
Opinion | 29 Abr Deben ser los magros y en algunos casos nulos resultados en mejorar la educación, que llevaron a que la ministra del ramo, María Julia Muñoz, figura muy cercana al presidente Tabaré Vázquez, perdiera el norte y definiera a la democracia sobre la base del poderío que brinda la cantidad de votos o de apoyos. Así pensaban también los regímenes totalitarios que, apoyados por una mayoría --quizá bien ganada en su momento--, se sentían arropados, denigraban y aplastaban a las minorías.
La ministra de Educación y Cultura cuestionó el jueves al senador por el Partido Independiente (PI) Pablo Mieres por pedir cambios en las autoridades de la enseñanza cuando el legislador obtuvo su bancada con el 3% de los sufragios. “Parece paradójico que un senador con 3% de respaldo cuestione al presidente de la República, las autoridades de la educación, y les pida cambios”, en referencia a la interpelación del senador el pasado miércoles, comentó Muñoz en el programa Todo Pasa de Océano FM.
La ministra añadió que considera “un poco osado pedir cambios” y que Mieres lo hizo como condición para votar la Rendición de Cuentas. La ministra respaldó a las autoridades de la enseñanza y afirmó que “están cumpliendo a cabalidad y con responsabilidad sus cargos”.
Y siguió tirando munición gruesa contra el también docente. “Mieres no sé si querrá volver al Frente, como estuvo tantas veces... Se fue, volvió”, dijo la ministra en referencia a que el senador del Partido Independiente nombró varias veces al Frente Amplio durante la interpelación. Lo acusó además de hacer apreciaciones incorrectas. Para Muñoz, hay quienes ven a la educación “como un campo de batalla política” y como una forma de posicionarse para las elecciones. “No estamos en la etapa de juntar votos”, subrayó.
En todas las democracias, los partidos menores han sido sustento del sistema y a lo largo de los años han sabido convivir y acomodarse entre las grandes banderas. Además, el Partido Independiente lleva un buen tiempo en las trincheras que, al menos, debería generar un total respeto por las autoridades del gobierno. Criticar a un partido porque se lo considera que no tiene suficientes votos para opinar es muy bajo y totalmente opuesto a la democracia. Lo paradójico, justamente de todo, señora ministra, es que así es la democracia.
Por supuesto, las palabras de Muñoz fueron duramente criticadas por el ofendido y por buena parte de la oposición. “¿Qué podés esperar de una ministra que desprecia a los maestros? Avísenle que del ridículo no se vuelve”, dijo el senador del Partido Independiente en Twitter. En junio del año pasado, la célebre ministra habló del exdirector de Educación, Juan Pedro Mir --uno de los hombres de Vázquez que había llegado para “cambiar el ADN” de la educación y duró muy poco en el cargo--, en pésimos términos. Lo consideró “un maestro de escuela que no dio la talla para el cargo porque no estaba capacitado”, lo que generó una ola de reacciones críticas y solidaridad hacia el exfuncionario.
Mir fue cesado en el cargo en octubre de 2015, no por la incapacidad que ahora alega Muñoz, sino por haber dicho en un evento político de su sector, Asamblea Uruguay, que no habría condiciones para cambiar el ADN de la educación, tal como había prometido insistentemente el presidente Vázquez en la campaña electoral. En su momento, la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) afirmó el “rechazo absoluto” a los dichos de Muñoz.
Volviendo al presente, el senador colorado José Amorín también se refirió a la frase controvertida de la secretaria de Estado respecto a Mieres y dijo que la ministra “no ningunea al senador y los 70.000 ciudadanos que lo votaron; menoscaba la República”. “Se creen impunes, Vázquez entregado no los va a echar”, agregó. Incluso el economista y exsocialista Gabriel Oddone fue crítico con la ministra. “¿Se imaginan esta frase de un ministro a mediados de los sesenta? Ojalá mis amigos, cuando llegue el momento, me digan que es hora de retirarme”, comentó en Twitter.
En su intervención en la interpelación del miércoles, el senador Mieres destacó que la matrícula de ANEP no ha crecido entre 2006 y 2015, mientras que los vínculos funcionales y el gasto por alumno “han crecido en forma muy importante”.
Criticó la calidad de la enseñanza, que “es cada vez peor”, y recordó que en diez años la matrícula de ANEP apenas ha crecido en 19 mil alumnos. “Pero, además, aumentó el peso de la educación privada, es decir que durante el período de los gobiernos del Frente Amplio, aumentó la tendencia a la privatización del sistema educativo. ¿Por qué? Porque en tiempos de crecimiento económico aumentan los hogares que pueden pagar para mandar a sus hijos a la educación privada y, como existe mala evaluación de la calidad de la educación pública, más familias hacen el esfuerzo y mandan a sus hijos a la educación privada”, consideró el legislador independiente. Esto último es lo que debe contar y, se sabe, las pruebas están a la vista. Está claro que hay profesionales en la educación que hacen el mejor trabajo posible. Pero, desde las autoridades, para brindar a una situación que se les fue de las manos, las críticas a veces quedan cortas.
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