Locales | 22 May El automóvil Henry J apareció en el mercado en 1950, rodeado de buenos augurios, pero esa expectativa finalmente no se vio satisfecha, más allá de lo que podían ser virtudes y defectos.
Con este modelo, se buscaba lograr una máquina de bajo costo y el nivel de equipamiento sería de menor categoría respecto a lo acostumbrado en el mercado estadounidense pero, justamente, por ese tiempo comenzaba a crecer la economía en los Estados Unidos, superado el impacto del la Segunda Guerra Mundial, y entonces el público volvía a exigir producción mayor o más completa en materia de automóviles.
El automóvil Henry J fue un modelo creado por Kaiser–Frazer Corporation y bautizado así en honor de su director general, Henry J. Kaiser. Comenzó a ser diseñado a finales de la década de los años cuarenta. Tenía capacidad para cinco personas y alcanzaba una velocidad crucero de 80 kilómetros por hora.
Con 4.43 metros de largo (4.52 en la versión de 1952), el Henry J estaba equipado con un motor en posición delantera, pero la tracción era trasera. Disponía de dos opciones en cuanto a motores: el 2.2 litros con 69 hp de potencia y el 2.6 de 6 cilindros, que erogaba 81 hp. Para ahorrar en el costo de la producción y para obtener un precio que estuviera por debajo de los 1.300 dólares de aquel tiempo, el equipamiento de serie se vio reducido hasta niveles espartanos. Pero las apuestas de la fábricas rivales, como General Motors, Ford y Chrysler, ofrecían, por solo un poco más de dinero, automóviles más grandes y con superiores terminaciones. En un esfuerzo desesperado por vencer ese contratiempo en 1952, se lanzó un modelo más elegante, pero que no alcanzó para aumentar las ventas y de esa manera la historia del Henry J llegó a su punto final en 1954, cuando dejó de fabricarse, y su recuerdo se fue como borrando.
Este automóvil había llegado a comercializarse en Japón entre 1951 y 1954 de la mano del grupo empresarial donde estaba integrada la marca Mitsubishi.