Paysandú, Jueves 01 de Junio de 2017
Opinion | 28 May El alma de una ciudad es su gente. Las realizaciones de sus habitantes conforman la entramada estructura que identifica ese conglomerado humano. El devenir de los tiempos valora la herencia que esos ciudadanos dejaron y el más pequeño ladrillo hasta el más imponente monumento, desde el más simple acto de convivencia hasta el más heroico de los comportamientos, desde un par de palabras mal hilvanadas hasta la composición más sublime, deben ser recordadas en su justo término porque la memoria colectiva es el sostén de una sociedad y la base de su proyección futura.
Y es en este aspecto en el que consideramos que estamos omisos. Todos estamos omisos.
Recientemente publicamos “Inauguraron el jardín “Humberto Megget”. “A partir de hoy, el jardín de Casa de Cultura lleva el nombre del poeta sanducero Humberto Megget (1926-1961), quien dejó un legado invalorable para el acervo cultural y literario del departamento. La inauguración se realizó junto al descubrimiento del mural realizado por las docentes de cerámica de la Intendencia, Graciela Soria, Adriana Giordano y Adriana Dupont, con colaboración de alumnos”.
“Música y poesía fueron el marco ideal para una velada que homenajeó al poeta del ‘45 (generación del) menos recordado por la crítica literaria y por los sanduceros”, un justo homenaje “que pretende rescatar al poeta del olvido y señalarlo con luces de neón en la memoria colectiva”.
Dejemos de lado el lapsus (que suponemos fue linguae), sobre el uso del verbo inaugurar, y vayamos a lo medular ya que si bien la recordación es correcta y justificada muestra claramente que existe una omisión muy evidente en Paysandú.
En efecto, si tomamos sólo el período de referencia, es decir la llamada generación del ’45, encontramos un número importante de poetas, escritores y artistas sanduceros cuya obra es --por lo menos-- comparable con la de Megget, que no han sido recordados. Sin proponer un debate y mucho menos un juicio de valor nos vemos en la obligación de solicitar que se proceda de forma concreta para homenajear a todos aquellos cuya obra llevó a la consideración pública los valores literarios sanduceros.
Al respecto, debemos recordar que cuando se anunció que en el Parque Municipal se levantaría un Jardín Botánico propusimos que se estableciera un “Paseo de los poetas” donde el visitante pudiese encontrar no sólo los nombres de los autores sino también trozos de sus obras. Todos sabemos que lo único que se ha hecho allí es sacar camiones y camiones de leña que ya debe estar siendo devorada por el frío del invierno actual.
Sería lógico por otra parte que sugiriéramos que la rejuvenecida Biblioteca Municipal se encargue de elaborar una muestra permanente de autores sanduceros y publicaciones locales de todo tipo.
No hablamos de la posibilidad de un museo porque bien sabemos que en la actual administración dichas reparticiones han sido transformadas en salas de exposición en algunos casos y cerrados en otros así como se mantuvo la clausura del Mausoleo de Leandro Gómez.
En consecuencia debemos establecer expresamente que la producción literaria sanducera, desde sus comienzos, es sumamente importante y particularmente valiosa por lo que no puede ser relegada al olvido.
Creemos que bien podría establecerse referencias a los escritores sanduceros en lugares estratégicos de la ciudad a la vez que habilitar una exposición permanente de sus obras así como sus biografías debiéndose notar que en algunos casos hay ya bustos y placas recordatorios en Paysandú.
La nómina es seguramente extensa y nada fácil de estructurar y sobre todo de no olvidar a nadie pero seguramente los técnicos municipales lo pueden encarar.
Recordemos a la vez que la confección de un registro de autores sanduceros fue una de las propuestas que se resolvió poner en práctica durante aquellos encuentros de actores culturales que a comienzos de la actual administración se llevaron a cabo en la Dirección Municipal de Cultura.
Sólo para recordar a todos los poetas en dos líneas permítasenos transcribir el comienzo de “14 versos” del sanducero Juan Estevan Fagetti: “Plaza Constitución, tras la asonada/ de la segur municipal, ostenta/ en el plátano, fúnebre osamenta/ frente a la iglesia mal enjalbegada”.
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