Paysandú, Viernes 09 de Junio de 2017
Opinion | 03 Jun El Índice Global de la Paz 2017, publicado el pasado jueves, determinó que la seguridad mundial ha descendido durante la última década. Algo muy palpable si se tiene en cuenta las varias zonas de conflicto que existen en el planeta y el aumento de los ataques terroristas en diferentes naciones occidentales en los últimos años. La percepción es que no hay paz en el mundo. Pero ese mismo informe, desglosado por regiones, trae algunas buenas noticias. Sudamérica es la región que más ha mejorado en conjunto sus niveles de paz en el último año y Uruguay se mantiene segundo en esa lista regional, solo por detrás de Chile. Pese al notorio incremento de la inseguridad, nuestro país se mantiene en niveles muy inferiores en ese sentido respecto a los vecinos.
Este informe lo elabora, desde 2007, el Institute for Economics and Peace junto a un panel internacional de expertos provenientes de institutos para la paz y think tanks, junto con el Centre for Peace and Conflict Studies, de la Universidad de Sydney, con datos procesados por la Unidad de Inteligencia del semanario británico The Economist.
Como suele suceder con otros indicadores, Chile es el primer país sudamericano en el ranking, en la posición número 24 (dos más que en 2016), mientras que Guyana, en el 81, y Argentina, en el 55 (ambos con un avance de doce puestos), son los que más han progresado en los últimos doce meses. Uruguay es el segundo país sudamericano (35), mientras que Ecuador está en el puesto 66, Paraguay en el 68, Perú en el 71, Bolivia en el 86 y Brasil en el 108.
De igual modo, Uruguay, junto a Argentina, Costa Rica, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Vietnam integran una lista de siete países que han visto deteriorarse su situación desde 2008 hasta la actualidad. El caso de nuestro país esa disminución es poco significativa, en el orden de -0.016. Esto, entre otros motivos, le ha permitido integrar la selecta lista de solo cuatro países de nivel 1, lo que significa que no tiene tensiones con los países vecinos y no se ha visto involucrado recientemente en conflictos nacionales o internacionales. Los otros tres países en esa condición son Chile, Botsuana y las islas Mauricio. Un descenso en los niveles de criminalidad y homicidios en el conjunto de la región es uno de los principales factores que ha propiciado la mejora de Sudamérica en el ranking. La región avanza en los tres grandes ejes que tiene en cuenta el índice: nivel de seguridad en la sociedad, efectos producidos por conflictos armados y grado de militarización.
La mejora conjunta ha permitido a Sudamérica superar en la cuarta posición entre las regiones más pacíficas a América Central y el Caribe, cuyo país más turbulento es México, en el puesto 142 de la lista. Por contra, Norteamérica, que engloba a Estados Unidos y Canadá, es la región cuyos niveles de paz más se han deteriorado en los últimos doce meses, debido a la polarización política que ha provocado la elección como presidente de Estados Unidos del republicano Donald Trump.
En Sudamérica desentona, por supuesto, Venezuela, sumida en una profunda crisis política y económica, en medio de un caos a todo nivel que incluye enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes. Sobre este país, el informe advierte sobre “las opciones cada vez más limitadas para que los votantes de la oposición expresen sus preocupaciones a través de canales institucionales”, un escenario que ha “aumentado el riesgo de violencia social”. En los últimos dos meses murieron más de 60 personas en manifestaciones.
El reporte también hace un alto en Colombia, ubicada en la posición 146 del ranking, mejorando una posición respecto al reporte anterior, pero continúa cerrando la lista de países sudamericanos a pesar de la ratificación del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Por ahora está peor que Venezuela, nación esta que se sitúa en el 143.
Steve Killelea, fundador del Institute for Economics and Peace, señaló que el ranking refleja una reducción en el número de “muertes por conflictos internos en Colombia”. Sin embargo, destacó que la calificación del país todavía se ve afectada por la actividad del grupo armado Ejército de Liberación Nacional (ELN) y por retrasos en las contribuciones financieras a las misiones de paz de la ONU.
Este mundo agitado también tiene su impacto económico. De acuerdo con el Índice, la violencia global representó un 12,6% del PBI mundial en 2016: 12,7 billones de euros. El propio instituto ha reconocido que es una cifra “asombrosamente” alta --unos 1.500 euros por persona-- pero ha apuntado que se trata de una cantidad que ha disminuido en los últimos doce meses en lo que se trata de la primera caída desde 2011, el inicio de la guerra en Siria. El instituto ha recordado, en este sentido y como llamado a la acción, los tremendos efectos positivos que comportaría aunque solo fuera una mínima reducción del 10% en la violencia mundial. Nada menos que 1,2 trillones de euros: diez veces más que la cantidad total de ayuda internacional emitida en 2016, el triple del dinero destinado el año pasado a iniciativas contra el cambio climático, el doble de la inversión global para países en desarrollo en los últimos doce meses. La no violencia es negocio, se mire por donde se mire.
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