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Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017

El campeón de América terminó arrodillado

Deportes | 18 Nov Uruguay 3 Chile 0
Escenario: Estadio Centenario. Público: 60.000 personas. Árbitros: Wilmar Roldán, Alexander Guzmán y Cristian de la Cruz (Colombia).
Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, Sebastián Coates, Diego Godín, Martín Cáceres (Gastón Silva, 70); Carlos Sánchez, Mathías Corujo, Egidio Arévalo Ríos, Nicolás Lodeiro (Álvaro Pereira, 59); Diego Rolan (Naithan Nández, 80) y Edinson Cavani. DT: Óscar Tabarez.
Chile: Claudio Bravo; Mauricio Isla, Gonzalo Jara, Gary Medel, Eugenio Mena (Mathías Fernández, 67); Marcelo Díaz, Arturo Vidal, Jorge Valdivia, Alexis Sánchez; Eduardo Vargas (Orellana, 82) y Mark González. DT: Jorge Sampaoli.
Goles: Diego Godín (25), Álvaro Pereira (61), Martín Cáceres (65).
Amonestados: Corujo, Godín, Maxi Pereira, Álvaro Pereira (U); Vidal, Medel, Alexis Sánchez, Vargas.
Expulsado: Valdivia (90).

El hincha quedó contento, dulce. En esa especie de batalla épica que imaginó entre Uruguay y Chile, la Celeste terminó ganando por goleada. Fue un 3 a 0 contundente en el Estadio Centenario ante el campeón de América, al que de repente se le terminó el viento que le volaba la camiseta.
Uruguay no hizo otra cosa que lo que tenía que hacer, ganar en casa, un requisito fundamental en este largo camino de las eliminatorias, si es que se tiene intenciones de clasificar al Mundial 2018.
El equipo de Oscar Tabárez tenía en claro que debía mantenerse alejado del imaginario colectivo, del corazón caliente de la gente si es que quería alcanzar el objetivo. Y sabía que debía tener la mente fría ante un conjunto trasandino que sabe lo que quiere con la pelota.
Lo más importante, entonces, era no ceder espacios; controlar al rival que tuvo la pelota, que comenzó llegando, tocando al área y que encendió la señar de alerta. Uruguay se fue acomodando en la cancha e incomodando al rival, no dándole espacios.
Fue un trámite caliente, de pierna fuerte, de discusiones. Como la incidencia previa en la que Godín recibió la amarilla por enfrascarse en una discusión que lo alejará del partido ante Brasil. El partido hervía, y la tribuna también. Pero enseguida el gol del capitán, que recibió corto de Coates (de gran partido) tras un centro, definió frente al golero.
Era el gol de la tranquilidad, el que descomprimiría el partido. Uruguay se jugó al desgaste, a intentar no dejar espacios, a marcar, morder cada pelota, con delanteros oficiando de volantes y de defensores.
La receta, con gusto a poco, daba resultado. Pero también desgastaba. Por eso a poco del complemento entró “Palito” Pereira para complementar la marca por la izquierda. Y el volante marcó el segundo, uno de esos goles increíbles: saque largo de Muslera, Cavani peina y Pereira definió de cabeza por encima de Bravo, que nada pudo hacer. Y si algo podía liquidar alguna reacción chilena, ese querer lastimar con la pelota en los pies, fue el cabezazo de Cáceres tras un córner, instantes después, para marcar el tercero y decretar la goleada. Sí: la goleada ante la sensación de América. La Celeste fue contundente. Se aplicó a esa receta aplicada, que gusta poco en lo futbolístico pero que por ahora da resultado. Y los chilenos, que hacía rato tenían la suela caliente y debieron quedarse con un par de hombres menos, terminaron por perderse en su propia ilusión. El “Cacha” se lo perdió de forma poco creíble, y Sánchez estuvo cerca.
Pero fue triunfo contundente, como lo fue Uruguay ante el arco rival, porque el fútbol lo intentó poner Chile. Eso fue lo que marcó el camino para terminar con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en lo que se viene, Brasil; sin Godín ni el “Mono” Pereira, pero con Suárez de regreso.


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