Primera | 18 Mar El carismático expresidente Lula da Silva, que gobernó entre 2003 y 2010 volvía ayer al gobierno, para un puesto equivalente al de un primer ministro, con el fin de rescatar el convulso gobierno de Rousseff. Pero el líder del PT volvía a Brasilia en un ambiente muy diferente al que existía cuando la había dejado en 2010, con un 80% de popularidad. El lodo negro del “Petrolao” ronda a Lula y a su familia, mientras que los investigadores sospechan que ocultó bienes e intentó obstaculizar a la Justicia. Cuarenta minutos después de asumir, un juez dejó en suspenso su nombramiento, acogiendo un pedido de revisión de los fueros. La Policía movilizó la caballería, colocó vallas entre grupos de manifestantes, cerró la salida principal del Palacio de gobierno y recondujo a quienes querían salir hacia un estacionamiento subterráneo, donde otros efectivos de seguridad preparaban sus escudos y pistolas de gases.