Locales | 06 Dic La creciente del río Uruguay alteró la rutina a más de cuatro mil sanduceros y si bien el mayor impacto lo recibieron quienes han debido desalojar sus viviendas, se plantean diversas situaciones totalmente extraordinarias.
Una de ella es la que viven 16 funcionarios de UTE que prestan servicios en el Centro de Maniobras de Distribución (CMD), ubicado en la esquina de avenida Brasil y Pinilla, quienes van a trabaja en chalana.
Las oficinas de la planta baja del distrito Paysandú de UTE llegaron a tener ochenta centímetros de agua y su personal, mobiliario y vehículos fueron trasladados a otra unidad de UTE, ubicada en Henderson y Carlos Albo, y la sede del gremio AUTE, que ha colaborado en la emergencia. No obstante, el Centro de Maniobras de Distribución, ubicado en la planta alta del edificio existente en avenida Brasil y Pinilla sigue funcionando allí. Este centro realiza una tarea sumamente importante puesto que recibe información de todos los departamentos ubicados al Norte del Río Negro y coordina las tareas de las brigadas de reposición del servicio de energía eléctrica para toda la región cada vez que los usuarios llaman a UTE para avisar de un corte de energía eléctrica. Este Centro de Maniobras fue instalado en Paysandú hace exactamente 17 años puesto que el viernes conmemoró --bajo agua-- su aniversario. Hasta que la altura del agua lo permitió, todos llegaban a pie al trabajo usando botas de goma. Sin embargo, el miércoles pasado comenzó a utilizarse la chalana. Desde entonces, 16 técnicos y funcionarios de UTE llegan hasta el borde de la creciente y allí embarcan en una chalana cedida por Prefectura para que puedan llegar hasta su lugar de trabajo, situado algunas cuadras más abajo, que permanece operativo las 24 horas. Esta rutina se repite, tres veces al día ida y vuelta. Entre un turno y otro, la chalana permanece a resguardo de la correntada y los hurtos en el interior de un garaje del mismo inmueble, cuya puerta queda a varios metros de la puerta de entrada donde descienden los funcionarios. En cada turno hay algún compañero “baqueano” que apela a un short y la buena voluntad para extraer la chalana del garaje, que también llegó a tener ochenta centímetros de agua.