Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017
Locales | 20 Mar Los vecinos de plaza Artigas, agobiados por la situación que viven “cinco o seis noches por semana” ante los “desmanes y falta de respeto” que se registran cotidianamente, comenzaron a movilizarse mediante el envío de notas a la Intendencia de Paysandú y a la Jefatura de Policía para reclamar soluciones a los problemas que viven prácticamente todas las noches con los cientos de jóvenes, música a gran volumen y motos sin escape y haciendo picadas que se concentran en esa zona.
Paralelamente, iniciaron también una ronda de reuniones con los candidatos a intendente, explicándoles la situación y pidiendo compromisos para solucionarla.
Reunidos con EL TELEGRAFO, los vecinos -que mostraron una lista con más de 30 familias que adhieren a su protesta- contaron con múltiples detalles y anécdotas las vicisitudes que sufren entre las 21 y la 1 o 2 de la mañana.
Afirmaron que “entendemos el derecho que tienen los jóvenes de divertirse y pasarla bien, pero también pedimos que respeten nuestro derecho al descanso y a vivir tranquilos”. Afirman que “la plaza de noche ya no es un espacio público, es de los moteros”.
Casi todos los días, pero especialmente los viernes, sábados y domingos, “no podemos ver televisión o siquiera charlar, del barullo que viene de la calle”, y sostienen que “hay equipos de audio en autos y en las motos, a cual con mayor volumen, y eso no solo molesta, sino que sobresalta cuando uno quiere dormir, sobre todo a los niños. No es vida”, afirmaron.
Un paseo perdido
Es que desde hace varios años, después que pasó la moda de encontrarse en un bar céntrico, la muchachada optó por ubicarse en plaza Artigas, donde comparten tres o cuatro horas diarias. El problema para los vecinos es que son centenares de jóvenes y decenas de motos -muchas sin escape o con “roncadores”- los que se concentran. El bullicio juvenil, normal siempre, se ve agravado más tarde cuando la ingesta de alcohol por parte de algunos lleva los decibeles más altos.
Y no es solamente el ruido, los vecinos se mostraron preocupados por “las situaciones molestas y violentas que empezaron a presentarse”. Contaron que una vecina, al querer entrar el auto a su garaje, se encontró con varios jóvenes sentados en su vereda, como le pasa a casi todos los que viven en derredor de la plaza. Sin embargo, en este caso, “cuando pidió permiso para entrar, la insultaron y le pidieron 10 pesos para dejarla pasar. Se los dio, y pudo entrar”, explicaron.
Lo que llamaron “falta de respeto” incluye lo que definieron delicadamente como “situaciones amorosas en cualquier lado, incluso nuestros jardines, y además dejan tiradas botellas, bolsas, bandejas de comida y envases de sidra, sobre todo”. Por supuesto, al día siguiente los propios vecinos deben limpiar sus jardines y veredas.
Acampan y duermen
No solamente hay movimiento hasta las 2 de la mañana. Los vecinos comentaron -y puede verse normalmente- que además de las veladas hasta la madrugada, hay quienes, por efecto del alcohol, del cansancio o porque así lo quieren, se quedan a dormir en la plaza, y “a las 8 o 9 de la mañana hemos visto jóvenes durmiendo bajo alguno de los árboles. Hasta carpas de mochileros hay, vimos dos, que se arman de noche y desarman de día, pero han dormido acá”.
Al respecto, lo que los vecinos plantean es que no solamente da una mala imagen ver jóvenes o adolescentes que duermen en bancos o en el pasto, sino que es hasta peligroso en varios sentidos.
“Los canteros de la plaza siempre fueron lindos y floridos, estaban cuidados, pero ahora dan lástima”, señalaron en cuanto “se está perdiendo un lindo paseo del centro de Paysandú, donde siempre vinieron las familias”.
Además, hacen sus necesidades fisiológicas en el primer lugar que encuentran, tanto en la plaza como en los jardines o veredas. Como anécdota -nada graciosa- dijeron que hace dos semanas a una vecina le “pintaron” la puerta y el porche con materia fecal, que pusieron hasta en la cerradura. Luego de limpiarla hasta con hipoclorito de sodio, la puerta “quedó casi blanca, hay que barnizarla de nuevo y hasta tenía una capa protectora para el sol, que pega fuerte de tarde”. La señora de la casa escuchó ruidos en su puerta pasadas las dos de la mañana, pero al ver lo que estaba pasando no se atrevió a hacer nada, por temor a las posibles consecuencias.
INSPECTORES:
“NO NOS MANDAN”
Por otra parte, y en cuanto al tránsito “desenfrenado y ruidoso” que se registra en la zona, uno de los vecinos comentó que habló con los inspectores municipales de tránsito, que a veces están allí a primera hora de la tarde, y que “paran a quienes van de casco, con su moto bien en regla, y generalmente son trabajadores”. Señaló que les preguntaron por qué no venían de noche, a lo que la respuesta fue “porque no nos mandan”, aclarándole además que para eso debían pagarles horas extra y además brindarles custodia policial, por los riesgos que se corren.
Los vecinos recordaron las pocas noches --no más de 15-- en que se hicieron inspecciones en la zona de la plaza Artigas o por 18 de Julio, las que tenían custodia policial y determinaron que esos días, al menos, se redujera sensiblemente la molestia de toda la noche. Sin embargo, esos procedimientos no fueron muy extensos. Otra vecina destacó el trabajo de Radio Patrulla, que “cuando los llamo por algún problema siempre vienen, y a cualquier hora de la madrugada”. Sin embargo, dice que los jóvenes se van o se corren de frente a su casa mientras está la Policía, y luego “vuelven el ruido y los líos”.
También dijeron que en la Seccional Segunda de Policía responden al llamado, pero “tienen poco personal, y no pueden hacer mucho, porque deben atender casos más importantes”. Otro recordó que hace tiempo “paraba un patrullero en 18 de Julio casi Entre Ríos, y eso disuadía un poco a los jóvenes, pero dejó de estacionar allí”.
Llevarlos a otro lado
Más allá de algunas soluciones que pueden analizarse para disminuir las “picadas” de motos, como poner despertadores en algunas esquinas, lo que los vecinos explican es que “no queremos que los echen así nomás, sino que se les de otra oportunidad, que puedan ir a divertirse con la música y las motos a otro lugar, que puede ser en la costanera”. En alguna época, hasta se consideró la zona de playa Park -la avenida frente a los galpones de Vialidad- para centralizar allí estas reuniones juveniles.
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