Locales | 27 Jun Preocupación por “cómo va a quedar”, molestia por las demoras y sugerencias para “una peatonal en serio” fueron algunos de los comentarios que EL TELEGRAFO recogió en una recorrida por algunos comercios de 18 de Julio, consultando sobre la obra de la semi peatonal que se está construyendo desde enero pasado.
La mayoría de las quejas fueron por la demora en la obra, la tierra que afecta la mercadería y los locales, y la falta de coordinación en los trabajos. Casi un capítulo aparte merecen los comentarios sobre los baldosones con agujeros y las rejillas metálicas, los unos porque son “una trampa para tacos” y las segundas porque “se rompen apenas pisarlas”.
Algunos comerciantes optaron por identificarse, y otros prefirieron la reserva de sus opiniones. Sin embargo, la mayoría de los comentarios fueron del mismo tenor.
Para largo
“Va muy largo ya”, fueron las primeras palabras de Omar Saraibe, de Milord. Dijo que a su juicio la vereda “quedó igual o más chica que antes”, aunque “aparentemente los mojones (metálicos colocados en la cuadra entre Zorrilla y De Herrera) los pondrían un poco más lejos, unos 80 centímetros. Porque así como está tenemos menos veredas, y las rejillas no son para caminar, se pierde ese espacio”.
Agregó --coincidentemente con otros-- que “así como la hicieron no cambia mucho, solo que la calle y la vereda quedan al mismo nivel”. A su juicio, “hubo marchas y contramarchas en la obra”, pero que a su negocio “no afectó tanto aunque algo bajó, además el mes de mayo fue raro por el clima y tenemos muchos clientes fijos”. Diego Lafourcade, de Acuarela, sentenció: “la obra nos ha perjudicado”, particularmente en el caso de los clientes eventuales, porque “tenemos clientes fijos, pero otros como los argentinos no se vieron en los últimos meses”. A su juicio faltó coordinación, ya que “por ejemplo un día vinieron juntos tres camiones con tosca, y la dejaron amontonada en la calle. Como no era para usarla en un día, se desparramó mucho. El tema de la tierra es sin palabras...” Comentó también que “las rejillas también tienen problemas, o se salen o como ya pasó, tuvieron que cambiarlas porque no eran de la medida”.
“Acá nadie preguntó nada sobre la obra, nadie de la Intendencia vino a preguntar qué pensábamos, ellos dicen que hubo consulta pero acá no”, afirmó.
“es un tsunami”
La comparación fue hecha por Raúl Zapata, responsable de Nicolini Equipamientos. Si bien aclaró que “tal vez sea bueno” y esté “equivocado”, el resultado que ve es otro: “Nos ha perjudicado, sobre todo con nuestros clientes de mayor edad, que se ha complicado para que lleguen. Hasta ahora el descontento es general”. A su juicio, después de culminada la obra, “igual nos vamos a ver perjudicados nosotros y Motociclo, porque trabajamos con artículos de gran tamaño y la carga y descarga va a ser difícil”. Además, “siempre rotamos la mercadería, tanto de vidriera como la de adentro, pero para eso hay que moverla mucho, y ahora será más difícil”.
Zapata, de 63 años y “toda la vida en el comercio”, dijo que “ya en la época de Jorge Larrañaga se quiso hacer algo así, pero entre todos los comerciantes lo impedimos”.
Peatonal los viernes
Guillermo Arias se manifestó “optimista”: “Espero que sea para mejor y nos beneficie”, aunque por la demora en las obras “hubo que hacer liquidación (en el local de Okey) porque bajó mucho la venta”. En ese local colocó un cartel que “fue sin ánimo de crítica, solamente refleja la realidad” y que habla de lo extensa que es la obra para la vida comercial de las empresas de 18 de Julio.
“Apoyo lo que es cambiar y darle otro movimiento al centro”, afirmó Arias pero paralelamente se refirió a cómo se hace la obra, donde “ya hay rejillas rotas en la vereda”, lo que potencialmente es un peligro para los transeúntes. Sugirió también que “para hacer mejor las cosas, podría por hacerse una calle totalmente peatonal, empezando los viernes por ejemplo de 8 a 22 para probar”.