Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017
Locales | 26 Ago Ayer falleció uno de los pocos hombres que tuvo un raro privilegio: el de ver el cielo en vida. El astronauta estadounidense Neil Armstrong falleció a los 82 años por complicaciones tras una operación cardiovascular.
El domingo 20 de julio de 1969, con sus compañeros Edwin Aldrin y Michael Collins (el único de los 3 que no pisó la Luna), hizo historia al descender del módulo lunar Eagle. Armstrong fue el primer ser humano que puso un pie en el satélite del planeta.
Eran otros tiempos. No todas las familias tenían televisores (en blanco y negro). Pero ese día, hubo reuniones en casa de familiares, amigos, vecinos o en el almacén del barrio. Reu-nidos junto a los televisores, mirando como hipnotizados la imagen algo borrosa en el televisor a válvulas y a veces ayudando al pobre audio con la transmisión de una radio, se escuchó la voz clara, serena, firme de Louis Armstrong decir aquella inolvidable frase: “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad”. Hubo aplausos, gritos, risas, llantos. La emoción era incontenible. El ser humano pisaba suelo en la Luna.
Ese hombre, de que tuvimos el honor de ser contemporáneos (honor que no compartiremos con las generaciones venideras, que solo nuestro será) falleció en la víspera, aunque su nombre jamás será olvidado, como tampoco su hazaña.
Nacido en Wapakoneta (Ohio) el 5 de agosto de 1930. Desde su infancia estuvo fascinado por los aviones. Tomó cursos de pilotaje a los 15 años y obtuvo su licencia un año más tarde. Ya convertido en piloto de la Marina, efectuó 78 misiones de combate durante la guerra de Corea (1950-1953). Armstrong estudió ingeniería aeronáutica en la Universidad de Purdue (Indiana, norte) y obtuvo una maestría en la misma disciplina en la Universidad de California del Sur. En 1955 se hizo piloto de pruebas y voló en 50 tipos de aviones para ser seleccionado siete años después por la NASA para convertirse en astronauta.
En setiembre de 1966 efectuó un vuelo con David Scott en la misión Gemini 8. La cápsula se acopló a otro vehículo no habitado, realizando el primer amarre orbital de dos módulos espaciales. Luego llegaría la misión Apollo 11 y la entrada de Neil Armstrong en la Historia.
El viaje a la Luna fue la última aventura espacial de Armstrong. Una aventura que lo marcó para siempre. El comandante se retiró de la agencia espacial estadounidense en 1971 para hacerse profesor de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Cincinnati, Ohio, hasta 1979.
Después, el ex astronauta ocupó un cargo en el consejo de administración de numerosas empresas, entre las que estuvieron Lear Jet y United Airlines. Hasta apareció en una publicidad para el fabricante de automóviles Chrysler.
Pero para el hombre de la calle, Armstrong fue y seguirá siendo quien dejó la primera huella de un pie humano en ese satélite que desde siempre ha conmovido a enamorados, solitarios, poetas, soldados y amantes. De la Tierra a la Luna, o un viaje a la eternidad. Quizás alguna vez otros hombres caminarán por la Luna (hasta ahora solo doce lo hicieron) o quizás pisen suelo de otros planetas.
En tanto, el primer hombre que caminó por la Luna ha fallecido y su nombre como la proeza que él, Aldrin y Collins concretaron, gracias al esfuerzo de cientos de técnicos y científicos se ha hecho definitivamente inmortal. Lo sobreviven Aldrin y Collins. Armstrong, en tanto, se fue definitivamente al cielo. Un lugar que ya conocía.
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