Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017
Locales | 07 Dic Una torrencial lluvia, casi un diluvio, que en pocas horas sumó 140 milímetros en la ciudad de Paysandú y en algunos centros poblados del interior del departamento más de 200 milímetros, provocó una inundación repentina de dimensiones prácticamente desconocidas, que no solamente cubrió hasta el techo viviendas en zonas de riesgo, sino que también inundó casas en el radio céntrico de la ciudad. En tanto, las calles se vieron desbordadas por una enchorrada de más de 30 centímetros de alto, caso de calles Uruguay y Charrúas, donde vehículos allí estacionados fueron arrastrados por la fuerza de la corriente. Casi ochenta llamadas de emergencia al 104 de Bomberos, más de 60 similares al 911 y al 0800 8962 del Cecoed, así como reclamos a UTE, OSE y Antel, se dispararon desde las 6 de la mañana en adelante. Hubo barrios que fueron rápidamente inundados, caso de Los Álamos y el IC 23, pero también casas en diferentes puntos de la ciudad fueron anegadas, ya sea por ingreso de agua desde la puerta principal, rotura de alguna tapa del sistema cloacal o directamente por el baño. También se registraron cortes de energía eléctrica y del sistema de agua potable.
ALGUNAS HISTORIAS
Zully Díaz había escuchado la fuerte lluvia y no había descansado bien. Pero a las 7.15 se levantó como siempre. Miró hacia el arroyo La Curtiembre y lo vio en su cauce. Así que se fue a aprontar el agua para el mate. Demoró escasos minutos. Cuando volvió a mirar hacia el arroyo, el agua estaba en el patio. Como pudo, sacó a su familia. No había tiempo para nada. El agua irremediablemente iba por su casa.
“No pude sacar nada, perdimos todo”, dijo con un hilo de voz. “Esto da impotencia, sabe, uno se mete en un crédito para sacar un ropero, una cocina, un lavarropas para que en unos minutos nos quedemos sin nada. No tenemos nada otra vez”. Su casa del barrio Los Alamos--ubicado prácticamente sobre el cruce del arroyo-- en pocos minutos quedó totalmente cubierta por el agua. La inundación, repentina esta vez, fue muy parecida a la de 2010.
Laura camina por su casa del barrio IC 23 con el agua a la rodilla. “Mis cosas andan flotando adentro de la casa”, cuenta con una sonrisa porque “esta vez me la tomé con soda”. Vive sola con su hijo y no es la primera vez que la sorprende una inundación repentina en este grupo de viviendas que “pertenecen al Banco Hipotecario”. El problema es que la propia avenida Park Way semeja una represa ante el desnivel del terreno. “Hemos planteado que nos realojen o nos den la posibilidad de acceder a otra vivienda, pero las soluciones no aparecen”.
El barrio IC 23 está ubicado entre las calles Almagro, Felipe Argentó y Park Way. El día de ayer este barrio fue castigado duramente una vez más por las intensas lluvias. Laura es una mujer joven que vive sola con su hijo hace muchos años en este barrio. Su casa estaba cubierta de agua hasta casi un metro de altura. Hace un par de años con una tormenta parecida, tuvo que sacar a su hijo de menos de 2 años por la ventana con la ayuda de un vecino a las 4 de la mañana. Otros vecinos están en la misma situación que Laura. Algunos más precavidos pudieron subir algunas cosas sobre las mesas. “Me la vi venir, lo que no pude salvar fue el lavarropas porque no lo pude levantar” comentó una vecina mientras esperaba para ponerse a limpiar.Mirta Langone se dirigía temprano en la mañana con su moto por avenida Dr. Roldán hasta que al llegar frente a Azucitrus no pudo evitar ser arrastrada por el agua hacia la alcantarilla que en ese momento era una tromba de agua. Desesperada trató de aferrarse, pero le era difícil. Gritaba por auxilio; dice que vio a una barométrica a la que identificó como de la Intendencia. Gritó pero tampoco. Hasta que llegaron dos personas y la sacaron de la riesgosa posición.
Increíblemente, pocos minutos después, el automóvil IAA3434 cayó en la misma alcantarilla pero en una posición tal que quedó casi protegido de la furia de la correntada. Finalmente, la moto también pudo ser recuperada.
TAXI, POR FAVOR
Las lluvias comenzaron en la madrugada y se extendieron hasta aproximadamente las 9, con diferente intensidad. La cantidad de agua --140 milímetros en la ciudad-- colapsó todo el sistema de desagüe. Uno de los problemas es que en muchas casas de la ciudad el desagüe pluvial se descarga directamente al sistema de saneamiento. Cuando llueve torrencialmente, eso se torna una complicación.
El que la mayor intensidad --y también la peor parte de la correntada-- ocurriera a temprana hora de la mañana hizo que muchas personas buscaran un taxi para ir a sus trabajos. “Estuve discando desde las 6.30 hasta las 7.20 y todo ese tiempo solo obtuve tono ocupado”, dijo Andrés, quien finalmente subió al taxi a las 8. Asimismo, en el centro de la ciudad, por ser hora de descarga de camiones en los comercios, también se produjeron atascos adicionales.
CORTE DE ENERGÍA
Entre las 2 y las 3 de la mañana se produjo un corte de energía en la reductora de Washington y Dr. Felippone que afecta a unos 2.800 clientes de UTE, en el área comprendida por calle Washington hasta Ruta 3 y por Felippone hasta avenida de Las Américas. “Como nuestro pequeño hijo se sentía molesto por el calor, debido al corte de energía, con mi esposa nos turnamos para darle aire agitando un cuaderno”, contó Pablo. Y agregó que “me dediqué a mirar llover por la ventana”.
LLAMADAS DE AUXILIO
El Destacamento de Bomberos recibió 79 llamadas de auxilio, aunque la mayoría (unas 60) eran para bombeo de agua desde patios y el interior de casas. Pero sí estuvieron trabajando en medio de la lluvia para desagotar el techo del hotel Rafaela, donde se había formado una piscina con más de mil litros de agua, que pudo afectar la infraestructura.
Asimismo, en Leandro Gómez y 33 Orientales extrajeron el agua de un gran sótano, que tenía como dificultad diversas conexiones de electricidad.
OSE, que también recibió unos 60 reclamos, tuvo como dificultad más importante la rotura de la alcantarilla por la que cruza el arroyo La Curtiembre desde la Paralela a Dr. Roldán en el barrio Los Álamos. “La caída del puente cortó tres tuberías, dos de agua, de 160 milímetros, y otra de saneamiento”, indicó Víctor Cestau, jefe de Paysandú. Los reclamos recibidos en general tuvieron que ver con caños pluviales colapsados.
EL TRABAJO DEL CECOED
El Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed) inició tareas a las 6.45 de la mañana, con media docena de camiones de la Intendencia, Jefatura de Policía y Ejército, y unas treinta personas de esas reparticiones y de Prefectura de Puerto, que tuvo que realizar un salvataje en lancha de una vivienda de dos pisos, cuyos moradores precisamente debieron presurosamente refugiarse en la parte superior, en el barrio Los Álamos, donde la rapidez de la inundación sorprendió a todos.
La principal atención del Cecoed se centró en Los Álamos, donde los vecinos rápidamente improvisaron algunas carpas donde refugiar a los niños, los que posteriormente fueron trasladados al refugio “La Heroica”, donde antes del mediodía había 28 menores y 7 mayores. El resto de los vecinos no quisieron abandonar sus hogares, al ver que la lluvia cesaba y que en poco rato iban a poder limpiar sus casas. Ante esto se les proveyó de elementos de limpieza, aunque el desolador panorama ponía lágrimas en los rostros de algunos vecinos. “Perdí el lavarropas, le entró un barro al motor y no se mueve”, dijo una vecina.
EN EL CENTRO
Lo que sorprendió esta vez fue el hecho de que viviendas en pleno centro de la ciudad se vieron afectadas, inundadas, con la pérdida de -especialmente- electrodomésticos y computadoras. “En la habitación donde están mis libros y la computadora, las bibliotecas tienen patas, pero la computadora estaba apoyada contra el suelo y la perdí”, contó Juan José.
En general, cientos de viviendas se vieron afectadas por la fuerte lluvia. Y especialmente muchos sorprendidos, porque no habían visto inundarse antes sus hogares.
Mientras siguen limpiando, algunos no pueden ocultar su rabia e impotencia. Tal el caso de quien vive en Tacuarembó 641, donde tiene un vivero. Por diferencias de nivel y especialmente porque un sangrador que debe desaguar a calle Entre Ríos y al estar tapado no cumple su función, el agua pudo con todo.
La dueña mira desolada el patio cubierto de agua, dice que en el interior de la vivienda está a un nivel de medio metro de altura y sufre al ver parcialmente destruido su vivero. “Mi caso es diferente, esta es la tercera vez que pasa y la Intendencia sabe que es porque no hace lo que tiene que hacer, limpiar el caño”, afirma. Lejos de la ciudad, en Merinos hubo también voladuras de techos. Y el puente de palo sobre el Queguay, camino a Beisso, anoche seguía sin dar paso. En tanto, muchos miran al cielo, después de nuevas y fortísimas lluvias en Buenos Aires y del tornado que afectó Pergamino en la provincia de Buenos Aires y Dolores en Soriano. La inestabilidad no está solamente en el estado del tiempo, también en el corazón de muchas familias que saben que si vuelve a llover así con tan poco intervalo, perderán lo poco que les queda.
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