Locales | 26 Dic Algunos en familia, otros entre amigos, o en soledad. De alguna manera todos vivimos otra Nochebuena, quizás un día cualquiera, pero señalado por buena parte de la Humanidad (se calcula que más de 2.000 millones de personas) como el especial día en que nació el niño Jesús allá en Belén, en un lugar muy humilde, que se contrapone con los lujos de la sociedad moderna.
Hubo largas mesas y las hubo también íntimas. En el patio, bajo el parral, en el living, con aire acondicionado. Hubo lechón, cordero, vaca, pollo. Y sándwiches así como ensaladas, canapés y arrolladitos. O quizás apenas una frugal cena. Cada cual conmemoró Nochebuena como pudo. Pero en todos, eso que se denomina “espíritu de la Navidad” estuvo presente. Nos hizo felices, más agradables, más amables. Llegó Navidad, el día en que todos somos mejores con nuestros semejantes. Tras las 12 y el show de cohetería, algunos fueron a saludar a parientes y amigos; otros a un local bailable, otros al cantero, o alguna otra zona de la costa. Muchos se quedaron en sus casas, disfrutando de la noche y brindando por todo lo que Navidad significa.