Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017
Locales | 18 Ene Un grupo de vecinos de Guichón denuncia irregularidades en el cumplimiento de los límites de fumigación y acusa a las autoridades de no ejercer controles para que se respeten los 300 metros de distancia de cualquier centro urbano, suburbano y escuelas rurales, según establece la norma del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Manifestaron que “no hay compromiso” de las autoridades locales en este sentido y tampoco respecto al desorden en el vertedero municipal de la localidad.
Marcelo Fagúndez, uno de los denunciantes, dijo a EL TELEGRAFO que comenzaron a moverse a raíz que en marzo de 2011 un avión fumigador estuvo trabajando sobre el barrio Tacuarembó. “Ahí fue el detonante para que con los vecinos empezáramos a hacer denuncias en los medios de comunicación, ya que se había hecho en el MGAP y ante la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y no habíamos recibido respuesta alguna”, dijo Fagúndez.
Asimismo, otro de los motivos que los llevó a movilizarse fue la aparición de 50 envases de agroquímicos --tirados por empresas que plantan soja-- en el Vertedero Municipal de Guichón. “No encontraron mejor lugar que el vertedero para depositar todos esa basura, donde hurgadores utilizaban las tarrinas sin saber el peligro que representaba, por no estar informados”, señaló Fagúndez.
El vecino agregó que “si bien se ha avanzado en algunos temas con la Dinama, como darle un destino a los envases de agroquímicos, todavía falta muchísimo”. Recordó que fue lento el proceso para que se dejara de encontrar envases en el vertedero y que “la Dinama elaboró un decreto para que hubiese responsabilidad compartida, tanto para los productores como las empresas que envasaban y vendían los agroquímicos”.
Según el decreto, los envases tienen que ser trasladados a las plantas de acopio. “La más cercana que hay está en Young, creemos que los envases los están llevando para ahí”, señaló.
En cuanto a las fumigaciones aéreas, Fagúndez dijo que se han cortado. Según la Dinama, las aplicaciones aéreas de agroquímicos tienen que ser a más de 300 metros de distancia de cualquier centro urbano y suburbano o centro educativo.
FUMIGACIONES EN ESCUELAS
“Hasta el año pasado se hacían fumigaciones a escasos metros de las escuelas; nosotros hemos denunciado esto”, dijo Fagúndez. Agregó que muchas veces las maestras no hacen las denuncias porque el dueño del campo apoya a la escuela o porque los padres trabajan en los campos cercanos. “Vemos que no hay un respaldo de la Dirección Departamental de Primaria”, aseguró. Las denuncias que realizó el grupo refieren a fumigaciones cerca de la Escuela Nº 84 de Molles Grande, escuelas cercanas a Young, las de Guayabos y Colonia Pintos Viana, y la de Parada 444 de Piedras Coloradas.
“Se violaban las distancias, no se fumigaba a más de 300 metros; en la escuela de Molles Grande se fumigaba a 20 metros”, aclaró.
Fagúndez señaló que en reiteradas ocasiones responsabilizaron a la inspectora departamental de Primaria, ya que no tuvieron apertura para hablar con la jerarca. “Tuvimos que ir a Montevideo con un grupo de vecinos; nos reunimos con el director general de Primaria, Héctor Florit, hace dos años y hasta ahora no habido respuesta”, remarcó. Añadió que “las autoridades de la enseñanza tienen que ser responsables cuando se cometen estos atropellos contra el ambiente pero también con la salud de los maestros y niños que van a esas escuelas”.
Por otra parte, dijo que Servicios Agrícolas del MGAP comprobó las irregularidades. “Lo que podemos asegurar es que en esas escuelas que denunciamos, hoy se respetan las distancias de fumigación”.
POSIBLE CONTAMINACIÓN
Otro tema que preocupa es el riesgo existente ante la existencia de plantaciones de soja que llegan hasta el borde del arroyo Guayabos. “De ese arroyo toma el agua OSE para potabilizar y distribuir en Guichón”, dijo Marcelo Fender, otro de los vecinos denunciantes.
Por otra parte, recordó que cuando Dinama hizo los análisis del agua --los vecinos accedieron a los mismos-- se llevaron la sorpresa de que no se había hecho análisis de los reactivos. “Nos dijeron que en Uruguay no hay para analizar si el agua tiene restos de agroquímicos”, dijo Fender, agregando que no hay respeto por las distancias de fumigación y no hay certeza de que los análisis digan que el producto no está en el agua.
Por su parte, Fagúndez reclamó que la alcaldía se involucre y señaló que tienen herramientas para controlar esto. “Hay ejemplos, en Canelones se prohibieron las fumigaciones aéreas y se está trabajando en unas medidas cautelares para marcar distancias en los arroyos y en el río Santa Lucía”, dijo. Asimismo, remarcó que esa iniciativa nació de las alcaldías de Canelones, basada en la ley de Desarrollo Sostenible, Nº 18.308. “Es una nueva herramienta para poder elaborar decretos y proyectos para que después pase a la Junta Departamental para su aprobación”, explicó.
Fender señaló que la Intendencia de Paysandú creó una Dirección de Medio Ambiente. “Nosotros planteamos al intendente crear una comisión por autoridades departamentales y locales, más los vecinos, pero nunca nos contestaron”, manifestó Fender. El vecino dijo que sí se formó una comisión de trabajo “como cortina de humo”, en la que “estaban las autoridades departamentales y locales, de las cuales nunca tuvimos respuesta y no nos llamaron para decirnos en qué estaban trabajando. Seguimos reclamando y esperando. Hemos tenido mucho más respuestas de las autoridades nacionales que las locales”, mencionó.
HUMO BLANCO
Un caso en que la fumigación afectó a dos personas fue el de Ángel Borges, domiciliado en Mevir I, en el año 2012. “Vivo enfrente de una planta de una importante cooperativa agraria. Estábamos sentados afuera y empezó a venir un humo blanco y un olor bastante desagradable”, relató Borges a EL TELEGRAFO. En un principio pensó que estaban quemando pasto, pero al comenzar a tener molestias en los ojos entendió lo que estaba ocurriendo.
“Salí a comprobar si venía ‘el humo’ de la cooperativa y cuando vi que estaban fumigando hablé con una empleada para decirle que se estaba yendo todo para las casas de Mevir. Ahí pararon la fumigación”. Borges hizo la denuncia correspondiente y “a los seis meses, el Ministerio Salud Pública vino a comprobar lo que realmente había pasado”. Además, manifestó que a su señora le quemó la cara y le generó una reacción alérgica hasta el presente.
VERTDERO, TIERRA DE NADIE
Consultados por el estado del vertedero y su control, Fender recordó que habían pedido a la Dinama que el sitio contara con un tejido perimetral y un guardia. “Se pidió que se le diera un correcto funcionamiento, que estuviera cerrado y con guardia, y que los envases de agroquímicos tuvieran otro destino”, detalló.
El vecino dijo que esto todavía no se ha cumplido. “Lo que estamos pidiendo es que la Intendencia y el Municipio de Guichón hagan tomar conciencia a la población de lo grave que es para la sociedad el vertedero, al que van muchas personas, incluso niños y con poca protección”, señaló.
Igual reconoció que hubo un pequeño avance. “La Dinama también pidió que se cerrara el vertedero, y hasta ahora seguimos esperando”. Fender mencionó que los campos de los vecinos quedan minados de envases y bolsas de nailon. “Hay poca respuesta de las autoridades locales y departamentales, a las que les reclamamos más seguido”. Por otra parte, señaló que lo único que se hizo fue “traer un camión recolector nuevo”.
“La idea que había planteado el gobierno departamental era recoger la basura en Guichón, Piedras Coloradas y Orgoroso y darle destino final en la ciudad de Paysandú”, pero el recolector está hace más de un año en la localidad. “La basura es un problema para la Intendencia y para los vecinos, ni que hablar. Vemos que es una bola de nieve que se está agrandando; este problema tiene que tener una solución y lo van a tener que atacar en algún momento”, enfatizó Fender.
RECORRIDA POR EL VERTEDERO
Ante la denuncia de los vecinos, EL TELEGRAFO comprobó la situación en el vertedero de Guichón. En el camino al vertedero pululan las bolsas, papeles, botellas y otros restos de basura a los costado del camino y enredándose en los alambrados. Al llegar, el panorama era de basura desparramada en infinidad de montículos, con ausencia de portones o funcionarios que controlaran.
Mientras el fotógrafo de nuestra casa periodística tomaba imágenes, una camioneta entró al vertedero, de la cual se bajó un hombre y sin más, arrojó al azar basura que traía en la caja del vehículo. Además, si bien no se encontraron recipientes de agroquímicos, fue posible encontrar varios envases de productos veterinarios.
En tanto, al tomarse las últimas fotos en medio del nauseabundo olor y bajo una agobiante temperatura --que invitaban a salir cuanto antes del lugar-- una nota de humor la constituyó la súbita aparición de un animal de entre la basura, que en principio el periodista creyó una rata, pero resultó ser un cachorro de pocos meses que revolvía los despojos en busca de comida.
TAMBIÉN EN PIEDRAS COLORADAS
La localidad de Piedras Coloradas también está teniendo problemas con el destino final de la basura. Jorge Cáceres, coordinador de la Junta de Piedras Coloradas dijo a EL TELEGRAFO que están teniendo problemas con el vertido de la basura.
“Urgente tenemos que buscar donde volcarla”, señaló, agregando que cuando pueden van a tirarla al vertedero de Paysandú. “Por lo menos vamos tres veces por semana”.
Cáceres señaló que el lugar que tenían para tirarla ya colapsó. “Cuando no podemos ir a la ciudad seguimos tirando en ese lugar que ya hace 10 años que se arroja la basura ahí”.
Asimismo, reconoció que se tiene que buscar una solución a corto plazo. Por otra parte, dijo que la Intendencia no puede comprar un terreno. “No tiene predios municipales para este problema”. Añadió que está trabajando junto con los ediles para encontrarle una solución a esta situación.
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