Paysandú, Lunes 05 de Junio de 2017
Locales | 26 Ene Las comisiones departamentales de lucha contra la violencia doméstica se reunieron en Florida y constataron la existencia de disparidades en sus evoluciones vinculadas al trabajo de promoción y prevención de este flagelo.
“Nos encontramos con localidades que reclamaron un lugar para la asistencia y consulta de las víctimas de violencia, cuando en ese discurso no encontrábamos nosotros en 2005, 2006 y 2007”, recordó el presidente de la Mesa departamental, Ricardo Fleitas.
El referente territorial informó que Paysandú cuenta con equipos definidos, “uno de los cuales se encuentra dentro del Ministerio de Desarrollo Social, el restante está vinculado a Comepa, y en diciembre pasado se constituyó en ASSE un grupo de tres técnicos que confirma la participación de la prestadora pública.
Es decir, actualmente tenemos tres equipos de consulta, mientras que en otros departamentos se encuentran construyendo respuestas básicas”.
Fleitas reconoció que no es suficiente la conformación de un equipo. Se requiere una mejor coordinación interinstitucional y “mayor compromiso en un tema que no está incorporado en la cotidianidad de las instituciones”.
Explicó que en el campo de salud no se ha incorporado este flagelo como parte del trabajo. “Lo constatamos el año pasado cuando hicimos las visitas a las emergencias de las prestadoras, donde no se detecta como tal cuando una persona asiste con moretones. Tiene que haber una sensibilidad y una formación para buscar el problema y, a veces, esa falta de formación constante no permite la detección en las instancias claves”.
Señaló que “la presencia de una mujer en la emergencia es una oportunidad que se da para acceder al tema y visibilizarlo. De lo contrario, es una consulta que queda en las estadísticas como traumatismos y esta realidad ocurre a nivel nacional”.
Una situación similar se observa en los casos de suicidio e intentos de autoeliminación. “El año pasado participamos en el Día de Prevención del Suicidio, organizado por el Ministerio de Salud Pública, que realizó una investigación en los hospitales de Salto, Paysandú, Maciel y Pando. Allí se presentó una revisión de las historias clínicas de protagonistas de siniestros de motos, participantes en picadas y con conductas asociadas al consumo de alcohol. Los técnicos se abocaron a la investigación de un patrón de conducta, donde en reiteradas ocasiones se repiten esos siniestros en los antecedentes personales, e implica una búsqueda que deberá realizar el equipo de salud para otorgarle la atención debida. El estudio confirmó que no se constató una investigación de esas conductas suicidas a partir de la sospecha”, informó.
EL AVANCE SIGNIFICATIVO
Fleitas puntualizó a EL TELEGRAFO que un avance significativo ha sido el abordaje del tema a nivel nacional, su identificación y sensibilización en el marco de las diversas campañas efectuadas, que contribuyen a una mayor confianza institucional. “Por lo tanto, la población se acerca a plantear su problema y eso determina un aumento en el volumen de denuncias, pero no necesariamente con la misma capacidad de resolución de esos conflictos”, subrayó.
Según el referente, en los últimos tres años, Paysandú se mantiene en unas 1.200 denuncias en la Unidad de Violencia Doméstica. “Antes se registraban unas 600 o 700 y a nivel nacional, el aumento ha sido exponencial, por el salto de 5.000 a 25.000 en los últimos diez años”, añadió. La denuncia es un elemento de ayuda y en otras ocasiones lo será la vía judicial, “pero ambos casos no corresponden a una solución definitiva. Sin embargo, aparece una mujer muerta cada 14 o 16 días por causa de la violencia basada en género en Uruguay. Por esa razón, se requieren enormes esfuerzos institucionales para producir verdaderos cambios a partir de las políticas públicas, que además se relacionan con los cambios culturales”, consignó. Para Fleitas, “así como los prestadores de salud no lo incluyen como parte de su práctica cotidiana, en la educación ocurre algo similar”. Durante 2015, las campañas de prevención enfatizarán en la violencia durante el noviazgo. “Hace dos años, revisando la bibliografía vinculada a la violencia en niños y adolescentes en una convención internacional en Chile, se hablaba de que el 50% de las mujeres resuelve hacer una denuncia después de siete años de convivir con el problema y un 20% lo hace después de 20 años”, informó.
El referente expuso la necesidad de “promover la igualdad entre hombres y mujeres y ni qué hablar entre adultos y niños. Eso es parte del trabajo educativo desde etapas tempranas, además de la identificación de la violencia basada en género que debería ser parte de los sistemas formativos, al igual que la educación sexual, que tanto nos cuesta”.
Fleitas subrayó que “seguimos formando educadores en la temática, pero no es suficiente para que se instale en el plan de estudios de cada maestro o profesor de enseñanza media. Cuando este asunto atraviese a la enseñanza, estaremos en condiciones de provocar cambios preventivos significativos, de lo contrario seguiremos apagando los incendios cuando ya están instalados”.
La violencia en las relaciones entre niños y adultos “se hace presente bajo una forma de control y la necesidad de canalizar esas rebeldías, es parte del debe formativo que hay en la familia y en los centros educativos, que se desbordan cuando las familias depositan esa responsabilidad allí”.
Según Fleitas, “ante la falta de un plan de acciones para arribar a resultados, esa comunidad se siente frustrada y la sumatoria de frustraciones se devuelve en jóvenes que descargan sus enojos en la sociedad. Por eso es relevante la necesidad de actuar sistemáticamente a partir de cada actor institucional para enfrentar este tema, que será prioritario en los próximos años”, concluyó.
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